En Comedia sin título hemos buscado durante los últimos años convertirnos en un espacio abierto de diálogo, en el que las voces de la comunidad literaria y teatral encuentren cabida y, sobre todo, que conversen. Creemos, además, que, si proponemos, debemos accionar. Por eso, en esta ocasión decidimos realizar un ejercicio de crítica colaborativa.
El pasado domingo 18 de septiembre acudimos (Karla Diego y Jimena Esparza) a presenciar Manual para construir alas en Foro Café, y decidimos reunirnos para conversar e intercambiar nuestros puntos de vista, aquí les compartimos el resultado. Y dejamos la invitación abierta para que se unan a nuestra plática.

[Martes 20 de septiembre. Pomodoros (Paseo Triunfo de la Republica). 15:19 horas]
J: Karla, como espectadora, ¿qué te hizo sentir la obra de teatro?
K: pues mira, hmm, yo ya por lo general no traigo expectativas cuando voy a ver una obra de teatro, ¿por qué no voy con expectativas? Porque lo que no deseo es, a lo mejor, sentirme decepcionada o algo así. Si bien esta obra ya viene con toda esta cuestión de que se ganó el primer lugar en el Festival de teatro de la ciudad, ya te va diciendo que es buena. Y para mí, es indudable conociendo el trabajo de las personas que están ahí. O sea, Claudia Rivera que sabemos que ya ha hecho trabajos como actriz, como directora y que ahora, pues bueno, está experimentando en esta nueva etapa como dramaturga. Angélica Pérez, también ahora como productora, no sé, a mí, el trabajo de Angélica me encanta. Y bueno, están las actuaciones de Ivonne y de Arely. A Arely tengo conociéndola desde hace muchísimos años, cuando comenzamos a trabajar juntas, entonces, volverla a ver actuando fue para mí, así, como, no sé, bien bonito. A lo mejor, desde ahí sí va a hablar mi corazón, porque sí soy fan de su trabajo. En la cuestión de las impresiones, debo admitir que no sabía que la obra era para todo el público, hasta que no estaba a la mitad de la función dije – ¡no manches!, pude haber traído a mi hija- o sea mi hija de nueve años, yo sé que amaría Manual para construir alas. Y, bueno, ya cuestión de si me gustó, no me gustó: sí, me encantó. Creo que tiene muchos aciertos. Si bien, elementos ya explorados en el teatro, no es como que veamos algo nuevo, pero están bien ejecutados.
J: Te voy a regresar poquito. ¿Qué te hizo sentir?
K: Me hizo sentir que estaba viendo una obra de teatro para mujeres, y a mí la cuestión del feminismo me importa mucho. No sé si etiquetarla tal cual como teatro feminista, yo pienso que sí, por estas búsquedas donde hay una necesidad por abordar la historia de las mujeres en ciertas etapas, sobre todo la cuestión de cómo no se permitían ciertas cosas, ¿no?, como montar en bicicleta, o viajar por ferrocarril, no sé. Entonces sí hay esta búsqueda por mostrarnos, también, de manera muy documentalizada el nombre del personaje histórico, qué fue lo hizo y cómo se logró que las mujeres pudiéramos hacer tal cosa. Y es que se ve representado, también, en estos personajes femeninos, o sea, hay una búsqueda del personaje de Alondra, o sea, Alondra es el nombre de un ave. Entonces, se ve que ella quiere volar en contra parte de su hermana que tiene más raíces, en este espacio que de pronto me recordó un poquito a Lisístrata, con la historia de los hombres ya no están o se están yendo.
J: Helena, el nombre Helena tampoco creo que esté así, como sin querer, no creo Claudia, haya escogido el nombre sin querer, sobre todo si Alondra está tan bien escogido.
K: Está bien pensado. ¿Tú qué sentiste?
J: Yo lloré al final (se ríe).
K: Sí te vi tus ojitos rojitos.
J: Yo lloré al final. Como tú, no tenía expectativas realmente. Me acuerdo que una vez Claudia me mandó un audio, hace un rato y me dijo -oye, te quiero hacer unas preguntas porque tu andas en bicicleta- y me empezó a preguntar cosas que tienen que ver con la bicicleta. Y yo -ah, qué preguntas tan raras, pero está bien-. Yo ya sabía que la estaba escribiendo, pero no me había dicho nada más, nomás como que -estoy haciendo esta obra, y luego me mandó las preguntas. Y ya se las respondí, la verdad ni me acuerdo qué le dije, pero sí… creo que tenían que ver con cómo me sentí cuando aprendí a andar en bici, o sea, quién me enseñó, y qué me decían, y cómo me veía la gente.
K: O sea, se nota que hubo un trabajo de campo, de entrevista, de todo, para poder llegar a conclusiones.
J: Y se nota, como dices tú, en la parte de la documentación histórica, ahí es bien claro que no fue un jale hecho al aire, que sí hizo, por lo menos la investigación documental-histórica.
K: Que ahí me recordó un poquito a Mexicanas (Alan Posada, Telón de Arena), en esta cuestión de presentar al personaje, qué fue lo que hizo, y también esta manera de llevarla como a todo el público.
J: Yo la fui sintiendo muy personal, como dices tú, no creo que haya una edad para verla, creo que la puede ver una persona de cincuenta y tantos años, sesenta, o la puede ver una niña de ocho-nueve años y va a sentir cosas; porque no está explicada nada más para adultos, o no está infantilizada. Entonces, al final, pues yo sí sentí muchas ganas de llorar, porque me movió cosas, por eso que te dije al final de la obra, que a mí me recuerda mi relación con mi hermana […] no sé si a todos, o no sé si a todas. Sí creo que les habla mucho más a las mujeres que a los hombres. Eso sí lo creo. O sea, que si… Así como dices tú, es como para que nosotras -va, aviéntense, hagan, sigan soñando, sigan creando- No es que no importe el masculino, pero al mismo tiempo sí, no importa (risas) O sea, no en un mal sentido…
K: Deuda histórica.
J: Eso me hizo sentir a mí. Me hizo sentir mucho (risas).
K: Qué bonito, eh, porque, bueno, tú pensaste en tu hermana, yo pensé en mi hija. Se ve mucho esta cuestión de la brecha generacional. La abuela que también soñaba, la mamá que se queda y que lucha también desde su trinchera porque tiene muchos trabajos, o ha intentado de todo para salir adelante. Y luego las hijas donde, pues sobre todo en Alondra, se ven estas ganas, también, de despegar.
J: Sí. Hay un momento en el que Alondra dice – ¿por qué me voy a quedar en el lugar en el que nací? – o sea, y lo dice de una manera muy bonita, también. Hay varias oraciones que va diciendo a lo largo de la obra, en una ocasión dice -es que aquí ya no puedo hacer amigos-, y eso te puede remitir a otra realidad actual de “necesito expandir mi mundo”, creo todos necesitamos hacerlo, hacernos crecer, y creo que esa es la idea de las alas, o sea, que puedas llegar, volar, luego descansar un ratito, luego volver a agarrar vuelo. Luego, ahorita ya habías comentado algunas cosas, por ejemplo, lo que mencionaste de Angélica. Yo no sé si es sin querer o a propósito, pero a mí me llamaron la atención los colores. Estos pasteles, el rosa, el azul, por ahí el amarillo, el caqui, que creo que los vi en otra obra donde participa Angélica, ahora en el rally.
K: Ella es muy visual.
J: Porque luego me ha tocado ver obras monocromáticas, o sea, como los trabajos que hace Nora, por ejemplo, o en algún momento, creo que me pareció que también estuvo en la única obra que pude de este Festival de Teatro de la Ciudad que fue la de Abraxas Trías.
K: Ah, “Lados oscuros”. Sí hay una búsqueda, ¿no? Pero siento que también para atrapar una audiencia infantil y juvenil, sí es muchísimo mejor idea que haya colores a que sea monocromático. Lo monocromático sí siento que, no que sea aburrido, pero es estático, y el color también tiene movimiento. Y lo veíamos en las llantas, en la iluminación, en todo momento hay colores, tienes razón.
J: ¿Qué rescatas tú de todos esos elementos?
K: Yo rescataría, en primer lugar, el vestuario. Creo que fue muy acertado. O sea, incluso el material que utilizaron. Helena y Alondra, de pronto personifican a estos personajes o a mujeres de otras épocas y se da a través del vestuario, pero también se hace con material reciclable, o sea, es muy notorio que se está usando una lona, o que se está usando papel periódico, o sea, fueron muy creativas con eso. Creo que también la iluminación está muy muy pensada. Para cada… evento que nos están presentando, o cada espacio; así como para cada emoción, entonces no abusan de ella, y funciona perfectamente.
J: Sí, yo lo noté particularmente… o me dio mucha risa: la discusión.
K: El rojo
J: Ajá, de esta emoción incontrolable.
K: Algo que no me encantó fue la manera de trabajar con los efectos de sonido, esto como de apagarle y encenderla, ¿no? O sea, que es como muy abrupto.
J: Y luego, por ejemplo. Ese momento donde interviene la voz en off, eh… el micrófono.
K: Tú lo sientes de más porque estamos en un espacio pequeño. Y ellas están usando su voz y Angélica tiene un vozarrón, no es como que necesite, tal vez [el micrófono].
J: Yo creo que es la pura voz, pero creo que no es necesario el micrófono. Supongo, y yo creo que, en un espacio distinto, en un auditorio más grande…
K: En el Benito Juárez…
J: En el Benito Juárez, funciona como para envolverte, porque ya el sonido está distribuido con otro tipo de bocinas y que hable alguien, te envuelve, pero ahí en ese espacio creo que no, o sea, creo que era de más.
K: Un acierto creo que fue el rompimiento de la cuarta pared. Lo hicieron muy bien, porque no solamente es dirigirse al público para abordar distintas cuestiones como los sueños o preguntarles directamente, sino también esta cuestión en donde el personaje se deja de lado para que la actriz participe, como sucede con las sirenas. O sea, creo que eso también enriquece mucho, está divertido. También estamos frente a una obra bastante llevadera, es divertida, es ligera.
J: Y además eso permite que la monotonía se rompa. Porque luego está el juego éste de: regla número uno, pasó número dos… paso número tres. Primero la acción, luego buscar cubrir el requisito y luego el dato histórico, la reflexión, la frase bonita, la que te mueve; y se podría convertir en eso todo el tiempo.
K: Porque sí se vuelve hasta cierto punto predecible. Aunque sí me generó sorpresa el final.
NOTA: Aquí había muchos spoilers, los evitamos porque queremos que disfrutes la obra (eso si aún no la has visto). Bueno, ya puedes seguir leyendo.

K: ¿Qué otro elemento?
J: El trabajo corporal
K: El trabajo corporal es muy bueno. Sí, se nota que hay mucho detalle en los movimientos que utilizan las actrices, en la ejecución, o sea, hasta el playback, genial, ¿no? Repito, a nivel actuación están muy bien las dos, eh… yo que te digo que he visto ya el trabajo de Arely Hernández… No sé si es lo que más me ha gustado, porque, la he visto hacer cosas bien padres, pero siempre es un trabajo bueno.
J: A ver, menciónanos algunas de sus obras en las que ha participado.
K: Bueno, ella ha participado en “Fando y Lis”, dirección de Fabián Villalpando. “Florencia”, también con dirección de Fabián Villalpando. En este Festival estuvo al triple, tanto Ivonne como Arely, pero en el caso de Arely estuvo con “Lados oscuros”, de Abraxas Trías; con “Soy espejo”, también de Fabián Villalpando, y con esta obra de Claudia Rivera. Entonces, sí, ya trae bastante recorrido, y se nota que ya trae como esas herramientas como cuenta cuentos, o sea, sabe cómo dirigirse a estas audiencias infantiles o juveniles, por eso es que es tan divertida, o sea, es bonito verla.
J: ¿Qué tan en equipo crees que se realizó? El texto… o sea, lo sabemos, el texto es de Claudia, ¿no? Claro que ya cuando construyes algo por primera vez, y podemos entrar en otra discusión, ¿de quién es el texto?, ¿del equipo o del dramaturgo? Porque la primera vez se va modificando, y supongo que todas las otras veces también, pero, ya queda algo establecido y sobre ese trabaja quien luego quiera volverlo a trabajar. ¿Qué tan en equipo crees que fue el montaje?
K: Yo creo que absolutamente fue en equipo. Incluso desde esta premisa donde dicen -bueno, es un trabajo hecho por morras para morras-.
J: ¿Y tú crees que distinguir o no la individualidad de cada una en el trabajo colaborativo que es el teatro es un acierto o un desacierto?
K: Creo que es un acierto el trabajo en equipo, completamente. Se nota que lo disfrutan, se nota que están cómodas con todos los aspectos que están trabajando. Porque también luego toca ver eso, o sea, actores o actrices que se nota que no están cómodos con las direcciones que se realizaron sobre la propuesta, y eso es bien evidente y hasta el espectador, la espectadora lo reciente… ¿por qué me genera incomodidad? Pues porque el actor y la actriz están incómodos. Y acá no, todo se ve que lo disfrutan. Un aspecto del espacio, siento que buscan mucho la verticalidad, ahora que me acuerdo. La forma en que colocan las llantas y las escaleras, o sea siempre está la cuestión del vuelo o de ir hacia arriba.
J: Sí, como ir subiendo poco a poco. Tengo entendido, no sé, no la vi en el Festival, pretendo ir a verla en la muestra. A mí me dijo Claudia -no, y es que no la viste allá, es que no se aprecia igual- A lo mejor lo reducido del espacio, probablemente este asunto de que se avientan las llantas que tengan que lanzarlas, como un frisbee, de que sí hay agilidad. Aquí hubo un momento en que incluso las sentí con miedo de no…
K: Ay, cuando se subieron a la escalera también me generó miedo, así como de no vayan a pisar mal.
J: … no la vaya a aventar muy fuerte y le pegue a la consola que está allá de aquel lado, porque el espacio sí está muy reducido…
K: Y tú sabes mejor que muchas personas cómo el espacio afecta la escenificación, es uno de tus temas de estudio, entonces, pues sí, tendríamos que verla en diferentes espacios para analizarlo.
J: No sé si quieras agregar algo sobre los elementos escénicos, sobre las actuaciones, sobre, la misma historia.
K: Esta obra se lleva, en el Festival de Teatro de la Ciudad, el premio a Mejor obra y el premio a Mejor actriz para Ivonne, me parece que solamente fueron esas dos menciones las que recibe y que están muy merecidas ambas categorías.
J: Yo sí necesito verla una segunda vez, ¿no? Para superar esta primera emoción que me provocó.
K: ¿o sea, verla de manera más objetiva? ¿o qué es lo que necesitas?
J: Sí, claro. Aunque ya iba con el cariño de fuera, y luego todavía me tocan la fibra sensible de la hermandad, y claro que están todas las cosas… Yo, quiero pensarle cosas realmente desafortunadas y no las encuentro. Salvo eso que te digo de la voz en off, pero sí sé que es por el espacio. Pero hasta este juego de involucrar al espectador, compartir los sueños… es una cosa que creo que ya se ha estado haciendo. Te dicen – ¿nos quieren compartir un sueño? – y ya tú sabes si lo escribes o no. Esa parte a mí, como que la sigo explorando yo como espectadora de ¿qué hacen con lo mío?… Y no sé si funciona en auditorios más grandes. No sé si lo hacen igual.
NOTA DOS: Aquí había otros poquitos spoilers.
J: Eso mismo me lleva a preguntarte, ¿cómo sentiste que el público la recibió? Ya no tú, sino la gente. Porque ya ves que está esta experiencia… bueno, nos tocó vivir a todos estos dos años, ver mucho más cine en casa, ver conciertos en casa, ver el mismo teatro, recordarás el primer rally de Nora que fue completamente virtual, y que de ahí se desató todo… unos eventos, justamente así, gente que exploraba con el teatro desde la virtualidad, y luego, el año antepasado el Festival de Teatro de la Ciudad que… a pesar de que ya se representaba en el Benito Juárez, se transmitió de manera virtual, o sea, ya no era la virtualidad del teatro, sino el teatro en auditorio desde una cámara. Entonces, eso te quita a ti mismo la experiencia colectiva, o sea, tú cómo sentiste que recibió la obra el público.
K: Yo noté a todas las personas muy conmovidas, al menos todas las que estábamos en la mesa. Bueno, a ti te vi tus ojos llorosos, a mi acompañante también, tu alumna también estaba muy conmovida. Yo estaba conmovida, pero a lo mejor no se me nota porque tengo el corazón un poco frío, pero sí, sí me gustó. Y vi a la gente felicitar a las compañeras, las vi tomarse fotos, las vi, este… participar a lo largo de la obra.
J: Yo también sentí que la gente participó. Y creo que esto nos regresa al principio de la conversación, creo que sí es una obra para todas las edades. Porque en la mesa de enfrente había unas señoras más grandes […] y las vi riéndose con las explicaciones, y al final también las sentí muy conmovidas, o sea, lo mismo que mi alumna que tiene 17 años, lo mismo que dices que Grecia disfrutaría la obra.
K: Me tocó saludar a una conocida, ella me contó que llevó a su amiga como regalo de cumpleaños a ver la obra. O sea, ella ya la había visto, y le pareció tan buena que le dijo a su amiga -este es tu regalo de cumpleaños-, o sea que bonito que te recomienden de esa manera.
[…]
K: Luego también tienes espectadores, espectadoras, que van al teatro porque dicen -mm, qué hago ahora, pues voy a ver una obra-. Pero acá cuando te recomiendan, es bien bonito ver que hay personas que esperan ver tu obra que esperan ver tu producto, que esperan ver lo que tú hiciste.
J: O que te llega este comentario, de -yo llevé a mí amiga porque yo la conozco-. O sea, a lo mejor tú como, como… directora, como actriz, no te enteras de esas cosas, porque hay cosas que no te llegan, pero al menos se está moviendo, le está sirviendo a alguien, está cumpliendo una función… el arte ¿no? Yo creo que sí hay una buena recepción. No sé, ya hablaremos después de… en un auditorio más grande, donde ya hay una distancia. Bueno, porque sé que se va a presentar en el Octavio Trías, que tampoco es un espacio enorme, pero ya hay otro ambiente, la gente no llega y pide un café o tiene que moverse para ver, ya sabe que llega y tiene que sentarse en su butaca y esperar a que empiece la función, ahí ya cambia la recepción.
K: Ay, yo siento que sí funciona muy padre con una bebida o en un lugar así como Foro Café… es que también esta solemnidad del teatro, ya luego tendremos otra discusión, tal vez sobre eso, porque sí, o sea, también ese tipo de cosas, de acuerdo al espacio debe cambiar mucho la recepción que tienes de la obra. No hay como, a lo mejor verla con tu chocolatito caliente, tu café… a estar esperando que algo pase, que vas concretamente a eso.
J: No sé, yo tampoco. Bueno, en este caso sí tiene que ver la solemnidad, pero también son los espacios que están abiertos para trabajar. Y volviendo a esta parte de las edades …
K: Porque, por ejemplo, para una mujer mayor, no es que sea imposible que vuelva a empezar, pero evidentemente es más fácil para las nuevas generaciones, hablarles y decirles -hey, tú, como mujer, como jovencita, como niña, tienes todo para volar- Volvemos a lo de la brecha generacional, sí es importante distinguirlos.
J: Y como lo dijiste ahorita, el mensaje viene desde las abuelas, y podemos irnos por ahí, y pensar que, a lo mejor, no mi mamá y no mi abuela estuvieron en una lucha como tal, ¿no? Marchando o exigiendo o lo que sea, y aunque muchas de ellas se quedaron en sus casas y atendieron esposos, y muchas de ellas ni siquiera lo sufrieron, a lo mejor algunas de ellas sí querían eso, ellas mismas te dicen -mi ‘ja, tú dale, hazlo- Como que el mensaje sería, tú decide, no tanto -no te cases, no tengas hijos, no quieras el sueño tradicional- es -ve, busca y decide-. Porque creo que ese sería el logro, que tú tengas la posibilidad de decidir, en todos los aspectos, que puedas desarrollar la capacidad crítica, el intelecto para tomar una decisión, pero también que existan las condiciones sociales para que tu decisión sí pueda ser tuya.
J: No sé si tú quieras decir algo para cerrar… una conclusión o porqué vale la pena
K: Vale la pena ir a ver Manual para construir alas, seas espectador o espectadora. Si eres espectador para que comprendas un poco más nuestra lucha, la verdad es que todos estos datos no son … la verdad, yo no me los sabía, y eso que no es como que no sepa sobre el tema, creo que realmente encontró nueva información, es muy valioso que Claudia haya hecho este trabajo de investigar cosas que no son tan comunes de leer en revistas o… al menos, yo, te digo, no lo había leído. Y en el caso de las mujeres, las jóvenes, las niñas, ir a encontrarse consigo mismas a través de esta puesta en escena.
J: Y, además, pues que la disfruten un chorro, creo que es una obra que te hace sentir.
K: Un gran acierto de la MET que sea, justamente, la que inaugure la Muestra Estatal de Teatro. No se la pierdan.