
El domingo 5 de Diciembre, en celebración del 24vo Festival de la Ciudad, se dio invitación gratuita a la puesta en escena: La estirpe de los titanes. Muchos, entre niños y adultos esperaban expectantes el acto de circo prometido por las imágenes que promovían el evento, sin imaginar el recorrido histórico que nos sorprendería junto con el espectáculo.
En el templete, además de la banda sonora, una configuración circular sujeta con retazos de piel y manta hizo de fondo, para pronto descubrir, lo que sería la carpa de circo, en la que también veríamos proyectadas constantemente imágenes emblemáticas del tema principal de la puesta: la vida y obra de José Clemente Orozco, dentro de las cuales podemos resaltar: Cortés y la Malinche, La justicia, El hombre en llamas, La rueda, Clowns, entre otras.
Ocasionalmente, encontramos el personaje de José Clemente Orozco, quien anunciando la próxima escena, nos daba una pequeña reseña de su obra, siempre aclamado por la multitud y acompañado por dos bufones quienes, tal como un circo, condujeron el espectáculo y se encargaron de guiar la participación de los demás artistas y de romper, a punta de risas, la profundidad de las temáticas que a través de sus obras toca el pintor, sin embargo, bastó con ver las obras representadas en vida por estos artistas de circo para entender y sumergirnos en la puesta a través de sus imágenes artísticas y música circense, invitándonos a replantearnos la posición del arte como un espacio de emancipación del ser humano que une, desencadena, nos levanta y arde.
De este modo, la compañía Bravísimo, se encargó de llevarnos de extremo a extremo entre el humor y la conciencia social con la precisión y pasión que cada uno de sus actores mostró en la puesta, tomándonos uno a uno de la mano por el entendimiento más profundo a través de la sencillez de la comedia y la sátira de cada elemento visual e idea del autor homenajeado, cumpliendo con el dicho “al pueblo, pan y circo”.

Es imprescindible mencionar que, para decepción de los payasos codiciosos, fue la banda sonora la que se llevó gran cantidad de aplausos y ovaciones por el público. La mezcla entre jazz y música circense tomó un papel muy importante, al ambientar con oscurantismo y melancolía y otras con júbilo, cada actuación, permitiéndo al público realizar una interpretación más precisa del mensaje que debíamos descubrir.
Así sea por la crítica social o el circo, La estirpe de los titanes, como homenaje a José Clemente Orozco, es una muestra impecable de la rebelión cultural que sobrellevó el artista durante el tiempo de la Revolución Mexicana, que, frente a bambalinas, se enlistó en otra guerra llamada cultura e hizo cuanto sus manos tocaron para aún hoy en día introducirnos en su arte y dirigir el mensaje que en esta sociedad malinchista constantemente olvidamos: En México, somos descendencia de dioses.
Obra: La estirpe de los titanes
Compañía: Bravísimo
Dramaturgia: Tato Villanueva, Juan Méndez y Juan Vázquez Gama




